Belatxikieta y Urtemondo
Paseando Aramotz
Volvemos a Aramotz.
Hoy nos vamos a meter de lleno en el meollo del karst de Aramotz o
legarmendi.
En principio la ruta de hoy, sobre el papel, es cómoda. Un rato de
pista, luego el karst y después otra vez pista. Unos 12 km y 600de desnivel.
Al final me resultó cansada y mas difícil de lo previsto.
Os cuento.
Salimos de Bernagoitia, donde nada más llegar nos han recibido dos
corzitos.
Vamos por la pista, tranquilamente, son unos cuatro kilómetros. Bien, fácil.
Disfrutando de los primeros tonos del otoño, abedules de tronco blanco y copa
amarilla marronacea. Muy bonitos.
Llegamos a la zona de los refugios y la Ermita de San Ignacio. Justo
encima está la cima del Belatxikieta. Tenemos un muy buen día y las vistas son
espectaculares.
A partir de aquí nos metemos en faena. En el karst.
Enfilamos el cordal hacia Urtemondo. En principio seguimos un senderito
con marcas de Pr, blancas y amarillas, y en un momento dado decidimos subir
hacia los montes Kañometea y Apala.
Sin sendero tiramos para arriba por donde mejor nos parece, buscando el
collado que une ambas cimas. El terreno cada vez se complica más, mucho más. Hierbas
altas, rocas afiladas, agujeros ocultos. Tropiezos, golpes, rodillas que sufren
tobillos que se doblan. Puff.
Eso es lo que te vas a encontrar si subes estas dos cimas que por otro
lado no aportan nada en especial. En mi opinión “solo para tachacimas”.
Ahora, lo peor fue bajar. Había leído que convenía bajar por donde subías
porque si sigues el cordal hacia Urtemondo te encontrabas con una grieta
engorrosa difícil de salvar.
Y así lo hicimos, solo que bajar al encontrar el sendero tampoco me
resultó fácil. El avance fue lento, demasiado lento.
Por fin alcanzamos la campa bajo el Urtemondo, en el cruce de los tres
caminos, con las señales que marcan las distintas direcciones hacia Artaun, Mugarrikolanda
y Belatxikieta.
Subimos por zona de campa hacia la cima, dejamos el pinar a nuestra
derecha, aunque al bajar vi que era mejor haber subido por él, pero no lo
hicimos.
En la zona alta hay que poner las
manos varias veces porque el terreno es muy kárstico con varias grietas y pelin
complicado de hacer, pero afortunadamente muy corto en comparación con la zona
de antes.
Alcanzamos la cima con su vértice, su bota, el buzón, la piedra grabada
y disfrutamos de las vistas a toda esta zona de Aramotz. Esplendida.
La vuelta la hacemos con cuidado, me he torcido el tobillo un par de
veces, así que con tiento.
Una vez alcanzada la pista ya se progresa bien.
Salimos al collado con el Pagotxueta y por la fuente de Agieta volvemos a la “superpista”
de Bernagoitia. Y cerramos el círculo.
El paseo no es largo pero en cambio volvimos cansados.
Andar por terreno kartstico es lo
que tiene. Avanzas despacio y con movimientos un tanto no habituales. De hecho,
días después aun notaba ciertas agujetas.
Al final bajamos con cierta prisa, ya que se nos ha hecho tarde.
Eso es todo por hoy.
En mi opinión, si hoy tuviera que repetir esta ruta obviaría la subida
al Apala y Kañometa, no me merece la pena. Pero el resto es un paseo muy, muy
recomendable.
A mi Aramotz me gusta.
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