Paseando el sendero del rio Barbadun
Hace
tiempo que había leído acerca de este paseo. Hoy he podido venir a recorrerlo.
Aun
de noche aparco nada más llegar a Pobeña. No hace frio, viento si pero no frio.
Me preparo y salgo en dirección a la playa. Al llegar al puente me doy cuenta
de que me he dejado olvidado en el asiento del coche, a la vista, el teléfono
móvil y creo que es mejor volver a empezar.
Entre
una cosa y otra amanece al pisar la arena. Me detengo a contemplar la sucesión
de colores del cielo y las pocas nubes que hay. Varios surfistas se animan a
entrar en el agua con sus negros neoprenos y sus coloristas tablas. Mientras yo
voy cruzando la pasarela de la zona verde recuperada a la playa.
Cuánto
ha cambiado toda esta zona desde que yo, entonces un chaval, frecuentaba estas
arenas que teñían la toalla y las primeras adidas de rojo hierro.
El
camino discurre por el estuario del rio Barbadun, que primero va por mi
derecha. Acercándome a la refinería, con marea baja y poco agua los olores no
son los mejores que te puedas encontrar, el azufre lo impregna todo.
Poco
antes de llegar a San Julián de Muskiz descubro las barreras de protección que
ha puesto en el cauce del rio la empresa para evitar la salida al mar del
vertido que han tenido hace unos días. Siempre que voy solo por sitios así
tiendo a preguntarme la misma cuestión. ¿Cómo sería todo esto antes de que los
humanos construyéramos nada, antes de que interviniéramos en el paisaje?
En
fin sigo mi solitario paseo, cruzo el puente de la carretera y cambio de
orilla. Poco a poco voy llegando a Muskiz, Somorrostro y primero paso por al
antiguo matadero, singular edificio del que podeis encontrar una buena historia
y descripción en este blog:
Enseguida,
poco después llego al parque y al Batzoki, donde están sacando las mesas a la
terraza, aprovecho para tomar un rico café.
Una
vez terminado sigo el camino y a mi entender, en cuanto dejas atrás las casas y
las fábricas. Se entra en la zona más bonita del todo el recorrido.
A
partir de aquí me encontré en varias zonas, con pequeñas piedras pintadas.
Algunas a la vista, otras mimetizadas con el paisaje que al parecer responden a
un juego famoso en redes sociales, la verdad es que esto lo he sabido luego, al
principio cuando las vi me pareció un bonito detalle de algún paseante, sin más,
pero agradecido a quien pone un poco de color en nuestras vidas pandémicas.
Al
llegar al barrio de los Vahos me detuve a leer y fijarme en los carteles que
nos indican la presencia de las areniscas del cretácico y sus pliegues,
interesante.
Este
tramo del camino, más rural, más natural en el que vi varios puentes y pasarelas antiguas usadas
para cambiar de vertiente y pasar de las casas a las huertas y el conjunto se
presta a sacar unas buenas fotos, otra cosa es que uno tenga o no ojo de
fotógrafo. Jajaja.
De
la ferrería decir que actualmente es un museo digno de pisar y pasear. Tenéis
muchas entradas en internet sobre ella, por mi parte citar que todos los
sábados la ponen en funcionamiento, que hay visitas guiadas y que es muy
recomendable la visita tanto para adultos como con niños.
https://www.visitenkarterri.com/ver-hacer/museos/ferreria-el-pobal.html
https://www.bizkaikoa.bizkaia.eus/detalleContenido.asp?t=1&id=60
La
vuelta se realiza por el mismo camino y solo mencionar que ya había mucha más
gente, más de la que a mí me gusta para este tipo de recorrido, se ve que es un
sendero muy apreciado para hacer deporte y pasear.
Ahora
el rio lleva mucha más agua porque ha subido la marea, y solo me queda
mencionar que al llegar a Pobeña intenté visitar la ermita de Nuestra Señora
del Socorro, situada a la orilla del rio en un promontorio pero me tuve que
contentar con verla de lejos pues el acceso está cerrado desde abajo y no
puedes llegar a la puerta, me fastidió no poder verla de cerca. Os dejo por
aquí un enlace interesante sobre ella.
En
fin esto ha sido todo espero que si habéis llegado hasta aquí os animéis a
hacer el paseo, merece la pena, sin duda.
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