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Al Tontorramendi desde Berriatua. Tres ermitas

 

Primer domingo de abril, domingo de Resurrección o de Pascua.

Primer día de toda la Semana Santa que salgo a dar un paseo.

Esta época pandémica cambia de forma inevitable nuestras costumbres.

Nos acercamos hasta Berriatua y buscamos sitio para dejar el coche en el aparcamiento de Cicautxo que hoy, lógicamente, está casi vacío.

Una vez preparados tomamos la pista que suavemente sube en un par de kilómetros hasta el Caserio de Pertika. Es fácil identificar que de la estructura de un caserío antiguo sacaron en su día dos viviendas, dejando la zona central del edificio sin demasiados cambios. De este lugar hace varias generaciones proviene una de las ramas familiares de mi compañero de paseo.



Volvemos a la pista principal que en poco más de un kilómetro nos deja en la famosa Cruz de Maala. En un cruce de caminos y marcando la divisoria con el municipio de Markina-Xemein. Es una hermosa cruz de sección cuadrada, trabajada en caliza. A unos 150 m. de ésta se encuentra el llamado “Sarnapotzu”, un pozo a cuyas aguas se les atribuye el poder de curar enfermedades cutáneas. La tradición dice que tras mojar el pañuelo en el agua y aplicarlo en la zona afectada, éste debe ser colgado en una rama junto al pozo.


Enseguida alcanzamos la primera de las tres ermitas que veremos hoy, se trata de la Ermita de la Magdalena.

Está situada casi en la cima del alto con buenas vistas y en un entorno cargado de tradiciones y costumbres. Sus orígenes están datados en el siglo XVI, aunque antes hubo otra más antigua, románica probablemente, a juzgar por el sillar empotrado en su muro norte en el que se aprecia una figura humana masculina con“aire”románico.

 

El edificio de planta rectangular y una sola nave, está cubierto por un tejado a dos aguas con armadura de madera. A sus pies se sitúa el pórtico de ingreso al que se acede bajo un arco apuntado de piedra caliza. Anexo a este, se encuentra un sencillo edificio, antigua vivienda de la ermitaña.

Cuenta la leyenda que una mujer consiguió curarse de forma milagrosa de una afección cutánea en el pozo mágico de Sarnapotzu. Ante tal prodigio, decidió crear una choza que haría las funciones de hospital y que situó enfrente de la ermita. Desde esta choza, la mujer guiaba a los enfermos hasta el pozo y les explicaba el ritual que había que realizar para conseguir los beneficios medicinales de sus aguas.

Es toda esta zona como veis mágica, mitológica, pagana y cristianizada donde en pocos metros se encuentra un lugar mágico por sus aguas, una cruz y una ermita que la iglesia utiliza para  sustituir unos ritos por otros, y aun así persisten hoy en día las costumbres de nuestros ancestros.

Bueno que me enrollo.  Tan solo una cosa más. Como ya he dicho delante de la ermita se añade pegada a ella la casa de la “serora” y delante de ella hay una campa que aún conserva gradas para disfrutar del arrastre de piedras que se celebra en los días de fiesta, de hecho allí están las dos piedras de arrastre.







Seguimos camino, a partir de aquí se puede ir por toda la pista recorriendo el cordal como hicimos nosotros sin grandes desniveles o bien optar por ir pisando todas las tachuelas del mismo, recorreremos asi las cimas de Legarmendi, después Arrikurutz, Armitza, Kaltzakortagan y al final llegamos a Tontorramendi.

Por el camino vamos a tener el placer de escuchar pajarillos cantores, también al Kuku (afortunadamente llevábamos dinero en el bolsillo) y disfrutar de unas vistas privilegiadas hacia los dos valles.  




Una vez alcanzado el Tontorramendi, sacamos una fotos, pocas porque se empieza a llenar la cima de gente y decidimos continuar camino. Comprobamos que sigue sin aparecer el bonito y famoso buzón con la representación de la Torre Eiffel.



Vamos a acercarnos hasta la ermita de Santa Kutz, en la que me llamo mucho la atención la ventana baja que tiene a la altura de la cadera, en la que cuando te agachas y metes la cabeza para ver si ves algo, un sensor te detecta y se ilumina la ermita pudiendo ver el retablo y el cristo en la Cruz. Bien por el detalle.

En este enclave se unen las provincias de Bizkaia y Gipuzkoa, se dice que por medio de la ermita se situaría la línea entre Ondarroa y Motriko.


Es un edificio de finales del XV, en el exterior de la ermita hay una escultura que recoge el año 1480.

La ermita tiene poco más de 12x7 metros con cubierta a dos aguas y una espadaña con vano para la campana rematada en una cruz de piedra. La entrada protegida por un pequeño pórtico junto al que han puesto en el 2004 la escultura recogiendo la fecha de la ermita y el nombre de Juan de Goitiniz. En el interior se ve al fondo el retablo de madera con el cristo <Aittekutzekoa> y las imágenes de San Antolín y Santa Lucia.

Antiguamente era costumbre subir rezando desde Ondarroa por el viacrucis hasta la ermita, parte de esta cultura queda recogida, incluso en la procesión del <Aita Eternu> en la que los “apóstoles” “mutiloak” sacan dicha imagen de la Parroquia de Ondorroa y la trasladan por el puente de Zubizarra hasta su ermita humilladero. Y desde aquí comenzaba el viacrucis hasta Santa Kutz en la cumbre.

En 1925 Don Jose Miguel de Barandiaran recogió de manos de Angel de Barruetabeña del Caserio Burgo la siguiente leyenda, que con pequeñas variantes es muy conocida en distintos pueblos de euskalherria.

        “Dicen que el Padre de la Cruz apareció en Santa Cruz.

Y que luego intentaron construir la iglesia en “Pagueta”

(Motriko) con sitio más llano.

Pero lo que hacían de día, se trasladaba a San Cruz de

Noche.

Uno de “Doixtu” (caserío de motriko próximo) acechó de

noche y vio que algo se movía, y oyó esta voz:

 

<<Aida blanco y amarillo

A quien está acechando

Ojala le salga el ojo>>

 

Y aun en la cuarta generación hubo tuerto en Doixtu.

Y luego hicieron la iglesia en Santa Cruz."




Bueno, pues una vez dadas un par de vueltas por la ermita tomamos precisamente el camino del viacrucis para ir bajando, pero lo seguimos solo hasta llegar a las Tres cruces. En este punto nos desviamos a la izquierda por una agradable pista por la que vamos a media ladera del Tontorramendi  hasta el barrio de Gorozika donde se encuentra la Ermita de San Juan Bautista.




Este barrio de especial belleza es un poblamiento agrícola con origen en el siglo XII, y cuyos caseríos  del siglo XVI representan a la perfección el estilo gótico medieval del País Vasco.

De la ermita es destacable la factura de sus muros, que hasta cierta altura es de sillería en caliza que le da un aspecto imponente y en las alturas alterna la mampostería en la zona trasera con la madera en la entrada principal. Un pequeño campanil de madera soporta la campana.

La noche de San Juan y su hoguera es de especial tradición en este lugar.

Antes de la misa mayor se realizaba una procesión alrededor de la ermita con la Cruz procesional y la bandera de San Juan a la que acudían autoridades y estaba amenizado por txistularis. Una vez acabada la misa era costumbre bendecir los <Txorta> que es un manojo de frutos, hierbas y flores. Concretamente se realiza con espigas, ajos, flor de trueno (trumoi-lori), flor de San Juan y boskotza (espantabrujas).

Hasta hace poco se conservaba, también aquí, una costumbre relacionada con las afecciones de la piel como en “sarnapozu”. Aquí si uno tiene verrugas (karetzi) y se las quiere quitar debe venir tres viernes seguidos a la ermita y lavar las verrugas con agua bendita y si reza tres avemarías las verrugas desaparecerán.


Fachada trasera del Caserio Gozizko, con entrada en arco ojival de finales del XVI


Bueno ya os he soltado mucha chapa hoy.

 A partir de aquí lo que nos queda es bajar casi hasta el polígono industrial, pero un poco antes nos desviamos a la izquierda y enseguida llegaremos al aparcamiento donde dejamos el coche.

 Pues esto es todo, gracias por leer hasta aquí y si te animas a dar este paseo espero que lo disfrutes.




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