En el puente de
la “Inmaculada constitución” de 2021 el tiempo fue frio. Chaparrones, lluvia y
granizo, vamos lo que se dice desapacible, pero si en Euskadi eso te deja en
casa es que no eres de aquí.
Lo nuestra nos
cuesta tenerlo tan verde y tan bonito.
Así que, ni
cortos ni perezosos, el sábado por la mañana, antes de comer, empezamos a
pensar en “hacer algo”.
Vino a nuestra
memoria un documental que vimos en ETB 2, sobre el Valle de Karrantza, y
concretamente sobre la iglesia de San Andrés de Biañez. Por ello se nos ocurrió
llamar a la oficina de turismo y allí una amabilísima Iraide me atendió
fenomenalmente y me orientó en cómo preparar un plan para el domingo en el que, a
pesar del mal tiempo, pudiéramos disfrutar de los atractivos de Karrantza.
Como
consecuencia de la conversación me facilitó un par de teléfonos de dos empresas
karranzanas dedicadas al turismo con las que podríamos reservar y concretar un
par de visitas guiadas que encajaban en nuestro interés.
Dicho y hecho. Sábado
a las 12 quedamos con Leykatur, tras charlar con Leyre nos convoca a una visita
guiada por Joseba. Y a la tarde iremos a ver el Museo de Dolomitas.
Parados en la
gasolinera de Karrantza, dentro del coche por el chaparrón, se acerca a
nosotros Joseba.
-Hola, Buenos días,
¿tienen ustedes concertada una visita guiada?
- Sí. ¿Eres Joseba?
Pues entra que nos vamos.
Tras las
presentaciones arrancamos en dirección a uno de los 49 barrios de Karrantza,
Biañez, el único con dos iglesias con advocación a San Andrés, y en menos de
500 metros de distancia. Subimos primero a la nueva y aparcamos en la plaza del
centro de barrio, junto a la fuente, el lavadero y a las puertas de la iglesia.
Las primeras
indicaciones de Joseba tienden a hacernos una idea de lo que es Karrantza y
para ello damos la espalda a la Iglesia y miramos al Valle porque nos va
indicando la cantidad de barrios que se ven desde aquí y cómo se trata de un
pueblo diseminado a través de algo más de 100 km², el de mayor extensión de
Bizkaia. El granizo nos obliga a meternos en la marquesina del autobús mientras
esperamos a una pareja que se une a nuestra visita, un par de jóvenes de
Zaragoza que están pasando el puente aquí.
Nos cuenta
Joseba el porqué de las dos iglesias y la vinculación con Don Romualdo
Chavarri, y los Indianos.
En el siglo XIX,
este joven natural de Biañez, emigró a Puerto Rico y allí trabajó en una tienda
de paños de la cual acabó siendo dueño, y tras ampliar sus negocios volvió a
España y aquí los aumentó en Madrid antes de asentarse de nuevo en su barrio.
Fue Don Romualdo
un gran benefactor para el barrio y para Karrantza entera.
Gracias a él el
tren que une Bizkaia y Cantabria pasa y tiene parada en el Valle, dicen que
empleó unos diez millones de pesetas de
la época, Por él se realizó la carretera que une Biañez con la general. Debido
a él el barrio tiene fuente, abrevadero y lavadero y por su interés e
iniciativa tiene el barrio nueva iglesia y dos escuelas.
La entrada a las escuelas
Estaba Don
Romualdo empeñado en ser enterrado en la iglesia de San Andrés de Biañez, pero
como estaba prohibido por razones de salubridad, decidió convencer a las
autoridades eclesiásticas para comprar dicha iglesia y convertirla en su
panteón particular adosado al cementerio y levantar en las proximidades otra
nueva, y dicho y hecho. Encomendó a su sobrino ingeniero levantar la nueva
iglesia de tres naves y en la parte alta
de las laterales se hicieron las escuelas de niños y niñas con entrada
individual por la parte de atrás de la iglesia.
El siguiente
punto en el orden del día que nos tenía preparado Joseba fue ver la casa
Indiana de “La Huertona de Santa Ana” ya que en la capilla se encuentra una
imagen de dicha santa. Actualmente casa de las <<Misioneras Cruzadas de
la Iglesia>> y que antes fue casa de veraneo de los descendientes de Pedro
Santisteban Chávarri, que nació en Biáñez en 1.847, emparentado con Don Romualdo
quien le llevó a Puerto Rico. Fue diputado por aquella isla hasta en tres
ocasiones, casó con Eloísa Chavárri Larrea y su única hija Polonia nació en
1.892 en San Juan de Puerto Rico llegando a ser una mujer de exquisita
formación.
D. Pedro compró
una casa en Biañez y posteriormente su hija Polonia en torno a 1.940 con el
arquitecto Gonzalo Cárdenas acometió una importante reforma de la casa para convertirla en una residencia de veraneo
confortable y hermosa. Añadiendo un porche ajardinado en la vertiente sur. Así
mismo, se construyó una nueva capilla y se hicieron importantes cambios en el
jardín, por ejemplo junto a la ventana del comedor principal se construyó una
enorme pajarera, hoy desaparecida, para escuchar el trino de los pajarillos
mientras disfrutaban de banquetes con sus invitados. Aunque su propietaria
vivía en Madrid pasaba largas temporadas en la casa. En 1.967 Polonia, al no
tener descendencia, donó la casa a las “Misioneras Cruzadas de la Iglesia”.
Pudimos visitar
los jardines, la capilla y parte del interior de la vivienda como el hall, el
comedor y algunos sitios destinados a la servidumbre como la cocina y el
office. En definitiva, un espectáculo de casa.
Para el final
dejó Joseba el plato fuerte, disfrutar de la visita a la vieja iglesia de San
Andrés y contemplar detenidamente el retablo pintado que fue descubierto en
1990 al acometer una reforma importante de la iglesia como consecuencia de la
cual era necesario retirar el retablo de madera del XVIII para restaurarlo y al
separarlo descubrieron estas pinturas que vemos hoy y lo que hicieron fue
acondicionarlas para su mantenimiento y así poder disfrutar de ellas que se
mantuvieron tanto tiempo ocultas.
Según nos
explicó Joseba el retablo de 92 m² se data en el XVI seguramente en el segundo
tercio, para ello se basan en la vestimenta de los soldados o por ejemplo en el
sombrero del Cireneo que ayuda a Jesús a llevar la Cruz, ya que se trata de un
modelo sombrero de viaje que apareció sobre esa fecha.
El conjunto
pictórico denota que su autor no era un especialista, tiene un estilo digamos muy
de dibujo y quizás algo tosco como pinturas, lo cual se aprecia en las caras de
los personajes o en lo monótono de los fondos de las escenas. Pero si refleja
perfectamente el modo de un retablo tradicional. Se configura en tres calles
verticalmente separadas por pilastras y horizontalmente tiene banco, tres pisos
y ático. Se desarrollan numerosas escenas extraídas de La Pasión de Cristo como la
flagelación, la elevación en la cruz, su descendimiento, la Última Cena y el Martirio de San Andrés.
Pero bueno no
voy a contar mucho más porque mejor que leerme a mí es que escuchéis a Joseba
sus explicaciones, merece la pena y mucho.
Por ultimo
quiero dar las gracias especialmente a Iraide, de la Oficina de Turismo con quien a la tarde disfrutamos de mas de una hora de explicación sobre la empresa Dolomitas del Norte en las instalaciones de la misma empresa, hoy Museo, a Leyre
de Leykatur y a Joseba, gracias a todos, a pesar del agua, el granizo y el
frío, el día ha sido mucho mejor de lo esperado.
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