Último domingo del año, día 30.No se me ocurre
mejor forma de despedir el año que dando una vuelta por el que, para mí, es el monte mas
señalado de todo Enkarterri.
Voy a subir a uno de los cinco monte bocineros de Bizkaia desde
donde se llamaba a Juntas Generales del Territorio, y en cuya cima se alza
significativamente la Ermita de San Esteban de Kolitza.
Este es el principal
objetivo del día, luego si quedan ganas y tiempo me iré hacia el Burgueño.
La ruta de hoy transcurre por el camino más
clásico, sin florituras. Saliendo desde Pandozales, Balmaseda.
Tras media hora larga de viaje aparco en lo más
alto del barrio. Para cuando llego ya hay media docena de coches, y un grupo de
chavalas me preceden en la salida.
Comienzo a subir y al de un rato me doy cuenta
de que me he dejado la cámara de fotos en el coche, vuelta para abajo y a
volver a empezar.
El camino no tiene perdida, uno por lo marcado
que está, es casi una pista, y otro porque casi siempre vas a ver a alguien, es
un monte típico y además en un día como el de hoy, pues es normal, hay mucha
gente.
Voy subiendo cómodo, al parecer con buen ritmo.
Enseguida alcanzo la pista principal y llego a las escaleras de debajo de la
fuente. LA verdad es que facilitan la subida sobre todo cuando hay barro.
Justo por aquí me adelantan unos chavales que
suben corriendo, ¡Jo! ¡Qué correa!
Por la derecha he salido
Entro en las famosas Zetas de la parte final.
¡Eneee! Ni que fuera Alpe d´Huez.
Ahora que lo recuerdo, pues aun lo tengo
fresco, se me hizo más largo de lo previsto, quizá porque fui demasiado “a
saco” y me ahogué al final.
Un Belen casi arriba del todo
Al llegar arriba cumplo con mi particular
tradición, entro por una puerta del soportal de la Ermita, toco una piedra especial
de la pared, una oración y salgo por la otra puerta a ver el mirador trasero
de la Ermita.
Tras las fotos y los vídeos de rigor, una vez
descansado, decido que sí, que sigo hasta el Burgueño.
Así que bajo al refugio y por el collado entro
en el sendero del bosque del Terreros.
Hay bastante barro y resbala, así que miro mas al suelo que al bosque, tras un kilometro de cuidado salgo al Collado la Tejea y encaro la subida. Son 250 metros de desnivel que me lo tomo con calma para llegar en condiciones arriba.
Por aquí ya no hay gente. A ver, que se me
entienda, si hay pero en todo el trayecto, ida y vuelta, habré visto 5 o 6
personas, no las 30 o 40 del Kolitza.
El sol ha decidido calentar un poco y el mar de
nubes comienza a disiparse y permite sacar unas fotazas de impresión.
Alcanzo la cima del Burgueño y estoy solo. ¡Qué
gozada! y ¡Qué vistas!
Disfruté de lo lindo, se ve el cordal hasta el
Zalama, los montes del Alto Ason, Karranza, el mar, al otro lado Orduña,
Anboto, ¡uff! se ve muchísimo.
Estuve como unos veinte minutos deleitándome
con el paisaje. Pero ya son las doce y tengo unas dos horas al coche así que,
hay que volver.
El recorrido del camino de vuelta es casi el mismo que el de ida, tan solo cambié la bajada del Kolitza pues al haber tanta gente pensé que las Zetas estarían petadisimas y bajé en dirección al collado del Sabugal, allí sigo la pista principal hasta encontrar el sendero de bajada a Pandozales.
Bueno pues esta ha sido mi despedida montañera
del año 2018.
Por si os interesa os dejo el Trak
Feliz 2019 para todos y nos vemos Paseando el
Monte.
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