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Supelegor, en Itxina con Aitor. Su primera vez


Supelegor, en Itxina con Aitor.

Su primera vez



Bilbao, a  22 de Agosto de 2019.
Esta de hoy es una ruta preparada con cariño y dedicación, como los buenos platos. Los ingredientes son de muy buena calidad. El Parque Natural del Gorbea y más concretamente el paraje de Itxina. Esperemos que yo sepa cocinarlos como se merecen.
Vamos a visitar una de las moradas de “Mari”.

"Subimos a Supelegor"

¿Te animas a venir con nosotros?

Hoy, aprovechando uno de los pocos días de vacaciones, he madrugado para ir a Munguía a buscar a mi sobrino.
Aitor tiene 8 años.
He dado paseos por el monte con él, por Urkiola y así. Nunca muy largos ni con desnivel.
En esta ocasión me apetece enseñarle a andar por terreno Karstico, a conocer las rocas calizas y sus “trampas”. Y para ello no se me ha ocurrido nada mejor que venir a visitar Supelegor, la morada de Mari rodeada de tanta fantasía que incrementa la imaginación de los niños.

Salimos desde pagomakurre y atravesamos la zona de las mesas y asadores.



 Le voy contando que enseguida llegaremos al pinar en el que el terreno suele estar resbaladizo por el barro. Atravesamos los tres puentes y llegamos a la calzada de los carboneros por donde sacaban el carbón que habían hecho con las hayas trasmochas.


Hasta ahora casi no ha habido desnivel pero al salir a la campa, jeje. Hay madre, “pedazo subida”.
-      ¿Por ahí hay que ir? ¿Por donde suben aquellos señores allá arribotas?
-      Si Aitor, sí. Pero no te preocupes, subiremos despacio.
-      No, sino me preocupa, solo era por saber el recorrido. O sea que hasta la pared, ¿no? Pues ale,  vamos.

Subimos entre los helechos y viendo las vacas. Al final de la campa nos desviamos hacia la izquierda porque prefiero subir a través del camino del hayedo. Me parece más bonito, y más fácil.




Ya hemos visto de lejos el famoso Ojo de Atxulaur. Cuando nos acercamos, le dejo que vaya delante por el sendero de los zig-zag para que lo disfrute.
Creo que está encantado.
Una vez pasado el ojo nos sentamos a descansar y dar un trago a la isotónica. Comienzo a contarle algunas leyendas de la zona. Como la famosa del tesoro del ladrón escondido en una cueva y protegido por el toro que echa fuego por la boca. O la del pastor que puso una chabola en los alrededores de Supelegor, etc.

Una vez quitada la sed hacemos la primera cima el Atxulaur Haitza (1.117m)


Volvemos al sendero y le inundo a recomendaciones. Que si mira donde pisas, que si despacio para ver las formaciones rocosas, que si mira lo que puede hacer el agua, vamos a ver esta dolina. Mira la forma de los hayas. Despacito y buena letra, etc, etc, etc.


Vamos bajando en dirección a Supelegor.
Por el camino le voy contando historias de “Mari” y su cuadrilla.
Vamos parándonos en cada haya con forma curiosa o en las rocas de formas extrañas. Poco a poco avanzamos disfrutando del silencio. A veces nos paramos a escucharlo. Vemos los hitos, el musgo, a veces parece que el camino se pierde y aprovecho a enseñarle qué hacer cuando no ves bien el camino.



Total que entre –pitos y flautas- hemos llegado a la boca de la cueva de Supelegor. Aquí de nuevo dejo que sea él el primero en llegar.


Me enseña que sobre una gran roca lisa alguien ha dejado una cabeza de cabra o algo así, es un cráneo de un animal que se le ven los dientes y los cuernos.
Aprovecho para recordarle que hace poco estuvimos en el Museo de Orozko y allí vimos el esqueleto del Oso que encontraron en una cueva de esta zona. Noto que le impresiona darse cuenta que pudo ser por aquí cerca donde lo encontraron.
Abro la mochila para buscar la linterna y ¡Oh cielos! ¡Qué horror! No aparece la linterna. Busco y rebusco y no la encuentro.
Veo la cara de pena de Aitor por el fastidio de no poder entrar, pero el crío me dice que no me preocupe que si vamos entrando despacio nuestros ojos se acostumbraran y algo podemos avanzar. ¡Que majo!
Después de maldecir para mis adentros le hago caso y empezamos a entrar. Pronto vamos hacia la derecha y se termina la cueva, hacia la izquierda Aitor ve luz al final y en ese momento saco el móvil, enciendo la linterna y apuntando a nuestros pies vamos bajando.
Llegamos al fondo y vemos que por  encima de nuestras cabezas hay dos enormes huecos por donde se cuela la luz y crea unas curiosas tonalidades. Jugamos entre luces y sombras. Pasamos un buen rato.

Salimos de la cueva a buscar un poco de sol y sombra para comer el sándwich que le ha preparado su Tata. Su favorito, jamón serrano, queso, pimientos verdes y una lámina fina de tortilla francesa. “Versión Gourmet”.
Descansamos un buen rato y me recuerda Aitor que siendo éste sitio bonito, no lo es tanto como el del otro día en Balzola. Y admito que tiene razón, aquella roca junto al riachuelo y las campas es un lugar estupendo.

Bueno volvemos para atrás diciendo adiós a Mari y pensando si vamos a subir al Azkorrigan o si será suficiente por hoy esta vuelta.
Al llegar al cruce de caminos donde hemos visto el cartel antes le dejo que sea él quien decida, y claro dice que sí, que lo intentemos.



Le cuento que no he metido en el GPS el trak con la subida a este monte pero que como la ruta está muy marcada e hitada podemos intentarlo pero que tenemos que andar con mucho cuidado.

"Ala vamos, voy yo primero que soy muy bueno viendo las marcas. Una vez con mis primos les guié yo todo el rato por una ruta de 5 km."

Seguimos camino y vamos buscando las marcas y subiendo en el terreno kárstico, en ocasiones muy complicado y se anda despacio. Voy viendo que nos vamos cansando. Al final al llegar bajo el Urtutxe, a pesar de estar ya muy cerca decido dejarlo para otro día porque nos hemos retrasado demasiado.



Descansamos un buen rato y vamos volviendo.

En el camino de vuelta para que no se le haga largo se me ocurre enseñarle una de esas canciones de cuando yo era crío y cantábamos en las marchas de montaña.
(“Mami mamiiiiita, aaaaa, que se me salen los pies de la cuniiiiiita”) Cuando lo cantamos con la "o" se parte de risa.

Así sin darnos cuenta llegamos de nuevo al Ojo.


Como ya nos queda poco trayecto decido que podemos acabar la bebida menos un poco de agua que prefiero conservar.
Charlamos con una pareja que acaba de subir y tiramos para abajo para llegar a comer a Pagomakurre. Son casi la tres.
Aprovechamos el desnivel de la campa de abajo para correr un poco y disfrutar como niños.


Llegamos cansados al coche y lo primero es ir a la fuente. Beber, lavarse y luego a comer bocata de lomo albardado y de postre manzana.

Bueno pues esto ha sido todo. Unos 8 km y 500m de desnivel en la primera excursión de Aitor a Itxina.

Un saludo a todos.





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