Parque Natural de Izki.
Araba
Bilbao, a 21 de Julio de 2018.
De nuevo por estas tierras del Parque Natural de Izki.
Nos acercamos a San Román de Campezo, concejo del ayuntamiento de Bernedo. Tierras fronterizas con Navarra, de hecho hay constancia documental de que perteneció, allá por el 1.200 a Estella. Hasta que en el Siglo XV, después de varios pasos navarro-castellanos, los Reyes Católicos la incorporan definitivamente a Álava.
El paseo de hoy es un dos por uno. Me explico.
En primer lugar vamos a hace runa ruta montañera, subiendo dos cimas y en segundo daremos una vuelta por los caminos y senderos de Izki, bajaremos hacia Korres y volveremos por pistas a San Román.
Salimos de lo alto del pueblo donde está la Iglesia de la Natividad, que dejamos a nuestra derecha. Allí mismo tenemos carteles indicadores y el famoso punto amarillo tan conocido de las señales de este parque.
La primera intención es subir a ver la famosa ermita excavada en la roca, pero nos despistamos sacando fotos y nos pasamos el desvío, con lo que casi sin darnos cuenta nos plantamos en el Collado de la Casilla.
Una vez aquí vemos las dos cimas que pisaremos hoy.
Vamos primero a la muela. Andamos cerca de los cortados, entre otras cosas porque hemos visto entrar a la pared lo que nos ha parecido un alimoche.
Se sube fácil y llegamos a un saliente cerca de una grieta. Seguimos y alcanzamos una zona con un montón de piedras, vamos un hito, que señala la zona más alta de la montaña, la cima de la Muela. Aunque el vértice geodésico y el buzón está un poco mas adelante en un saliente mas pronunciado.
Desde aquí miro para atrás y veo salir alzando el vuelo al alimoche. Qué bonito y que suerte he tenido de verlo tan de cerca.
Avanzamos un poco más y llegamos al buzón. Las vistas son magnificas hacia todos los lados, pero a mí la mirada se me va hacia el Pico de La Población. Tiene una silueta impresionante.
Volvemos al collado y nos dirigimos a la pared de la Peña.
Aquí cometo el error de no seguir el sendero que transcurre bajo la Peña para ir a ver la Ermita. Pensé que podía subir a lo alto, pisar la cima y luego allí buscar una bajada, pero me equivoqué solo se puede bajar haciendo rapel, y esa no es la idea. Así que me quedé sin ver la ermita.
Por otro lado perfecta excusa para volver a la zona en Otoño, por ejemplo.
Así que, como digo, subimos hacia la pared y vemos la llamada cueva de los moros, uno de los restos de lo que en su día fue un Castro que hubo aquí arriba.
Por una canal, fácil aunque haya que poner las manos, subimos a lo alto del cortado y por un difuso camino, salpicado de hayas y boj, pero con algún hito alcanzamos por fin la cima, con su verde cruz, y la brujita del buzón. Disfrutamos de las mismas fabulosas vistas.
Vaya día que ha salido, cojonudo.
Al comprobar que no hay por donde bajar y que el trak que seguíamos no subía a esta cima sino que iba por debajo de ella, decidimos bajar por una pedrera, cerca de la gran grieta que hay a la izquierda y llegamos al Mirador de Izki, probablemente el lugar desde donde mejor se aprecia este gran bosque.
A partir de ahora iremos siempre por senderos y pistas balizados.
Pasamos cerca de lo que me pareció los restos de una nevera, y un poco más abajo un manantial, salimos a una pista. Por el camino vimos un montón de setas y hongos y al llegar a Korres nos asaltan las mariposas, ¡qué pasada!, cuantas hay.
Pasamos por la zona de recreo de Kores, con el fin de evitar el senderito, casi cerrado, del tramo del rio donde creemos que hace un par de semana pillamos unas molestas garrapatas.
Hay poca gente en el área de esparcimiento, quizás sea porque han prohibido el uso de las barbacoas, recordad el fuego ahora (y siempre) es peligrosísimo.
A partir de aquí la vuelta a San Román, debo admitir, que se me hizo algo pesada.
Vamos por la pista y llegamos al rio Izki. Dentro del bosque de robles, precioso, pasamos por un par de puentes y una pasarela, rodeados de nubes de mosquitas que no había forma de quitárselas de encima. Hace calor, parce que puede caer tormenta. Vamos con prisa un tanto rápidos. Lo cierto es que me molestaron mucho.
Por lo demás, salvando esto, el recorrido es chulo, discurre por senderitos o por pistas arenosas. Vemos como apilan los tocones de madera que entresacan. También se nota la actividad ganadera de la zona…, no digo más a buen entendedor pocas palabras bastan.
Poco a poco nos vamos acercando a nuestro destino, Por cierto el último tramo de sendero, casi al entrar al pueblo está bastante cerrado por jaros ortigas, arbustos, etc.
En resumen se trata de una ruta con una primera parte montañera muy recomendable y una segunda mas digamos senderista, conociendo las rutas del Parque Natural de Izki, también recomendable pero que a mí, subjetivamente, me resultó pesada. Quizás por el calor, los mosquitos, las prisas, etc.
En cualquier caso os animo a realizar este o cualquiera de los otros paseos que se pueden hacer por aquí.
Izki siempre merece la pena.
Si os interesa os dejo el Trak
Hasta otra nos vemos en el monte.
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